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sábado, 31 de mayo de 2014

Heridas profundas


Otro día más comienza y debo volver a mi realidad, un frío recorre mi cuerpo sólo de pensar en como éste día terminará, creo que no tengo escapatoria, y mi única opción es enfrentar mi terrible destino, ¿acaso ellos tendrán razón?, ¿en verdad merezco eso?, me gusta soñar en que todo ésto algún día va a mejorar, pero la triste verdad es que ésto es algo de lo que no puedo escapar.

Otro día más en el que escucho a mis padres gritar, ojalá supieran que hay tanto de lo que les quiero hablar, se que no debo meterme, se que son sus problemas y yo no los debo complicar, a veces pienso que el principal de ellos soy yo, a veces me pregunto si debí nacer, a veces me pregunto en qué debo creer.

El mundo corre frente a mis ojos y pareciera que nadie se percata de mi presencia, ni de mi dolor, puedo soportar los golpes, puedo soportar los insultos, lo que me en verdad no soporto es que nadie parezca interesarse en mi, estoy casi seguro que si me marchara lejos nadie lo notaria, y en caso de que alguien lo hiciera, tampoco le importaría.

Escucho a la gente decir "Las piedras y palos pueden romper tus huesos, pero las palabras no", ¿cómo debo sentirme?, si las personas en mi escuela me golpean sin tomarse el tiempo de conocerme, y aparte lo que más me hiere es el silencio de mis padres, ¿a donde se fueron esos años de felicidad?, aquellos años en que eramos inseparables, aquellos años en los que los golpes no habían quitado la sonrisa de mi cara.

Me pregunto si he hecho algo malo, o si soy una mala persona, o si hay algún motivo por el cual me merezca todo ésto, tal vez ellos tengan razón, tal vez mi vida no vale nada, tal vez sólo soy una basura que debe ser tratada a patadas, siento que ya no estoy en éste mundo, poco a poco me siento más alejado de todos, poco a poco dejo de interactuar con ese mundo en el cual estaba mi vida.

Un baño de tina siempre es reconfortante, un baño ayuda a limpiar las heridas en nuestra piel, pero me gustaría que también limpiara las heridas en mi corazón, un baño de tina siempre me hace sentir mejor, es hermoso ver ese rojo vivo en el agua, el color rojo siempre fue mi adoración, comienzo a sentir frío y mis fuerzas se empiezan a desvanecer, creo que tomé la decisión correcta por fin vuelvo a disfrutar de la tranquilidad.

Gota tras gota las veo caer, todo se nubla y difícilmente puedo ver, eso no me preocupa, yo sigo disfrutando de ésta paz que tanto añoraba, está paz que yo no encontraba, tantos años soportando tanto dolor, tantos años sin saber que si tenía una salida, y que esa salida sólo dolería un poquito, pero que después gozaría de paz y tranquilidad, pido disculpas por haber nacido, y pido disculpas por no ser tan fuerte.

Una navaja, una navaja fue quien me salvó, gracias a ella por fin pude liberarme, gracias a ella ya no tendré que soportar la soledad, el rechazo y los golpes, gracias a ella ahora puedo dormir sin preocuparme que cuando despierte tendré que volver a mi deprimente rutina, en la que en el camino a la escuela jamás encontraba el valor para decirle a mamá todo lo que estaba pasando, y que cuando le decía que no quería ir a la escuela, sólo recibía un regaño, y sin saberlo, y mi propia madre sin saberlo era la que me llevaba a la cueva del lobo, ese lobo llamado "bullying" que poco a poco destrozó mi espíritu, hasta el punto en que no dejó nada en él, ni siquiera voluntad.

Antonio Rosales.

martes, 1 de enero de 2013

Hay que saber cuándo una etapa llega a su fin.


En seguida comparto con ustedes este texto que me encontré en la red hace ya algún tiempo.

Cuando insistimos en alargarla más de lo necesario, perdemos la alegría y el sentido de las otras etapas que tenemos que vivir. Poner fin a un ciclo, cerrar puertas, concluir capítulos…, no importa el nombre que le demos, lo importante es dejar en el pasado los momentos de la vida que ya terminaron. 
¿Me han despedido del trabajo? ¿Ha terminado una relación? ¿Me he ido de casa de mis padres? ¿Me he ido a vivir a otro país? Esa amistad que tanto tiempo cultivé, ¿ha desaparecido? 
Puedes pasar mucho tiempo preguntándote por qué ha sucedido algo así. Puedes decirte a ti mismo que no darás un paso más hasta entender por qué motivo esas cosas que eran tan importantes en tu vida se convirtieron de repente en polvo.
Pero una actitud así supondrá un desgaste inmenso para todos: tu cónyuge, tus amigos, tus hijos, tu hermano; todos ellos estarán cerrando ciclos, pasando página, mirando hacia delante, y todos sufrirán al verte paralizado. 
Nadie puede estar al mismo tiempo en el presente y en el pasado, ni siquiera al intentar entender lo sucedido. El pasado no volverá: no podemos ser eternamente niños, adolescentes tardíos, hijos con sentimientos de culpa o de rencor hacia sus padres, amantes que reviven día y noche su relación con una persona que se fue para no volver.

Todo pasa, y lo mejor que podemos hacer es no volver a ello.

Por eso es tan importante (¡por muy doloroso que sea!) destruir recuerdos, cambiar de casa, donar cosas a los orfanatos, vender o dar nuestros libros. Todo en este mundo visible es una manifestación del mundo invisible, de lo que sucede en nuestro corazón. Deshacerse de ciertos recuerdos significa también dejar libre un espacio para que otras cosas ocupen su lugar. 
Dejar para siempre. Soltar. Desprenderse. Nadie en esta vida juega con cartas marcadas. Por ello, unas veces ganamos y otras, perdemos. No esperes que te devuelvan lo que has dado, no esperes que reconozcan tu esfuerzo, que descubran tu genio, que entiendan tu amor. Deja de encender tu televisión emocional y ver siempre el mismo programa, en el que se muestra cómo has sufrido con determinada pérdida: eso no hace sino envenenarte. 
Nada hay más peligroso que las rupturas amorosas que no aceptamos, las promesas de empleo que no tienen fecha de inicio, las decisiones siempre pospuestas en espera del ‘momento ideal’. Antes de comenzar un nuevo capítulo hay que terminar el anterior: repítete a ti mismo que lo pasado no volverá jamás. Recuerda que hubo una época en que podías vivir sin aquello, sin aquella persona, que no hay nada insustituible, que un hábito no es una necesidad. Puede parecer obvio, puede que sea difícil, pero es muy importante. 
Cerrar ciclos. No por orgullo, ni por incapacidad, ni por soberbia, sino porque, sencillamente, aquello ya no encaja en tu vida. Cierra la puerta, cambia el disco, limpia la casa, sacude el polvo.
Deja de ser quien eras, y transfórmate en el que eres.